Seguir viviendo...
El testimonio de una víctima de pedofilia
Cómo una niña sobrevive al infierno, sólo ella lo sabe. En este libro se cuenta la historia de una mujer que padeció una infancia llena de violencia en El Salvador, lejos de su madre. Seguir viviendo… es tanto la narración de una vida que podría haberse truncado en la primera infancia, como la historia de superación de una persona que ha logrado sobreponerse a tanto dolor gracias a la poesía, a la resiliencia, a la fortaleza personal y a sus estudios. Víctima de un pedófilo durante trece años, Sandra Pulido ha decidido romper el silencio para poder seguir viviendo y denunciar esta lacra que afecta a tantas criaturas. La pedofilia es uno de los grandes tabúes de nuestra sociedad, aunque el número de casos sea apabullante. Girar la cara ante esta nefanda realidad no sólo es una forma de propiciar que se sigan perpetuando esos crímenes, sino también una forma de dejar muy solas con su verdad a las víctimas más vulnerables de nuestra sociedad: niñas y niños que han tenido la mala fortuna de coincidir en sus hogares con los peores depredadores, quienes además siguen recibiendo la connivencia del resto de sus familiares en muchos casos.
Una mañana de otoño llegó a mi despacho de la universidad una nueva estudiante de maestría: Sandra Pulido. Yo todavía no podía saberlo, pero ella acabaría convirtiéndose en la protagonista de este libro. Durante meses, Sandra me contó retazos de una infancia y una adolescencia llenas de abusos. Tiempo después me trajo sus diarios, sus poesías, sus fotos, y me pidió que yo escribiera este libro. “Si mi historia puede ayudar a una sola persona a superar el dolor y a salir adelante, habrá valido la pena”, me dijo. Mientras yo escribía, ella iba leyendo cada capítulo, así que este libro es el resultado de una conversación con ella, de una reflexión compartida, de un deseo de mostrar que es posible seguir viviendo a pesar de todo. También es un libro escrito desde mi propio desconcierto, mi rabia contra el criminal y mi admiración por aquella niña que sobrevivió al infierno. A la historia así narrada la acompañan las poesías de la protagonista, que funcionan como testimonio lírico desde la intimidad. Poder hablar sobre un pasado tortuoso y ser escuchada también es una forma de restitución, aunque no se haga siempre justicia. Ni una más. Ni una menos.